Por qué lo llaman proyecto de interiorismo si solo es asesoramiento

Articulo de Iván Cotado:

Si buscáramos las razones de esta habitual «confusión» podríamos decir que, en muchos casos, se utiliza la denominación «proyecto de interiorismo» como un mero eufemismo, una manifestación decorosa cuya franca expresión, es decir «asesoramiento», resultaría contraproducente para los intereses del vendedor. De la misma manera que en política se pergeñan construcciones orales tan incongruentes como «crecimiento económico negativo», o se sustituye sin rubor alguno «rescate» por «préstamo en condiciones muy favorables», algunos prefieren llamar «proyecto de interiorismo» a un simple «asesoramiento».

Estableceremos las diferencias fundamentales y conceptuales entre los dos productos —hecho objetivo— para, posteriormente, intentar deducir las motivaciones —hecho subjetivo— que llevan a la «confusión».

No entramos a valorar el grado de exhaustividad de cada profesional en su trabajo. Como es lógico, cualquier asesoramiento es susceptible de acercarse cuantitativamente a un proyecto de interiorismo, de la misma manera que un proyecto de interiorismo puede resultar deficiente y reducirse a un mero asesoramiento, y en ocasiones ni eso.

Diferencias entre un proyecto de interiorismo y un simple asesoramiento

Como productos aislados ninguno conlleva virtudes o defectos per se. En sí mismo, un asesoramiento no es ni bueno ni malo, y lo mismo ocurre con un proyecto de interiorismo. Simplemente son cosas diferentes. Lo que ya resulta menos ético es intentar engañar al clienteconfundiendo conceptos.

1) Un proyecto de interiorismo es un todo. Un asesoramiento solo es parte

Un proyecto de interiorismo es un proyecto de arquitectura al que le faltan únicamente los cálculos estructurales y de instalaciones, aunque estás últimas se definen prácticamente en su totalidad, al menos en todos aquellos aspectos que afectan a la estética resultante. Es decir, un proyecto de interiorismo es un completo manual de conducción para llevar un espacio de la nada a la entrega de llaves, ya sea este un espacio comercial o un espacio residencial, y dado un estado inicial cualquiera; bien el local se encuentre diáfano o «de obra», bien se encuentre perfectamente acabado para otros objetivos diferentes a los actuales.

Sin embargo, un asesoramiento solo incluye partes de un proyecto de interiorismo. De entrada, si un local se encuentra diáfano o «de obra» requiere sí o sí un proyecto de interiorismo para llegar a la entrega de llaves. Es cierto que desde el punto de vista semántico alguien podría llegar a denominar «asesoramiento completo» a un proyecto de interiorismo. Éticamente lo considero reprobable, pero si el contenido y la información para el cliente es clara y concisa la denominación es lo de menos, aunque conceptualmente se trata de productos diferentes.

Por poner algún ejemplo, se podrían ofrecer asesoramientos de color, de distribución del espacio, de iluminación, elección de materiales… o la combinación de varios de ellos. Si hablamos de la totalidad de asesoramientos posibles, entonces hablamos de proyecto de interiorismo.

Un proyecto de interiorismo incluye todos los asesoramientos posibles y necesarios, y debe considerarse, más que como un asesoramiento, como una prescripción completa. Un proyecto de interiorismo parte de un profundo análisis de la situación y objetivos de la actuación, no hay que olvidar que el diseño interior es un medio y no un fin. Continuamos por una adecuada conceptualización genérica del área tridimensional que concluye en una distribución volumétrica del espacio. Elección de materiales y métodos o detalles constructivos, estudios de colores, acabados, definición de todas las instalaciones, entre ellas la iluminación, de especial importancia, relación/interacción con imagen corporativa, diseño de mobiliario y/o elementos singulares, adaptación presupuestaria, etc…

A continuación se muestran algunas imágenes con detalles a los que puede llegar un proyecto de interiorismo.

2) Un proyecto de interiorismo tiene que ver con un concepto genérico. Un asesoramiento solo es una adecuación parcial

En alguna ocasión, pocas la verdad, hacemos asesoramientos puntuales. A veces por economizar o como respuesta a una situación transitoria se hace necesario solucionar una problemática puntual y para eso se recomienda un asesoramiento. En realidad un asesoramiento es una solución temporal. Una técnica que pudiera resultar eficiente si se tiene claro su carácter interino y se utiliza conscientemente como recurso de supervivencia.

Hace poco un cliente nos planteaba que había arrendado un local comercial para desarrollar su actividad de pastelería creativa. El local había sido una panadería y necesitaba adaptarse a su nueva situación. Pero el cliente tenía una opción de compra y no quería realizar inversiones fuertes en el local hasta no ejecutar la mencionada opción y disponer del local comercial en propiedad. Algo perfectamente entendible. Mi recomendación, en este caso, un asesoramiento centrado en un restyling —palabra que odio— con la mínima inversión posible.

El estado y disposición del local era inaceptable para el desarrollo de la nueva actividad, sin embargo no era el momento de realizar la inversión y acometer un proyecto de interiorismo integral. En este caso, lo asumimos y recomendamos un asesoramiento, pero OJO, sin perder de vista el objetivo final. Que la actuación presente no incremente la inversión posterior por incompatibilidades con los objetivos futuros.

Una frase que suelo utilizar a menudo es que un buen diseñador no escatima en folios, o lo que es lo mismo, un buen interiorista no debe dejar de analizar un espacio completo y resolver sus necesidades genéricas amparándose en que solo le han encargado parte de ellas. El que así actuara lo haría negligentemente, ya que podría estar causando incompatibilidades futuras. Nuestro deber sería avisar al cliente y que este actúe consecuentemente según sus objetivos y situación.

3) persiguen objetivos, pero un asesoramiento trata de esconder una realidad

En un asesoramiento no hay planteamiento genérico de los objetivos del negocio —hecha la matización anterior—, se plantean solo objetivos parciales puesto que no disponemos de recursos para intentar alcanzar el cenit. Cada caso tiene sus particularidades. En ocasiones solo se actúa sobre revestimientos superficiales, en otros sobre el mobiliario específico, fachada, iluminación… Normalmente, dada la interinidad, recomendamos actuar lo mínimo posible, con la menor inversión, siempre y cuando resulte eficiente.

Este tipo de asesoramientos esconde una realidad. El caso comentado con anterioridad escondía el deseo o incapacidad temporal para ofrecer al cliente la imagen y funcionalidad que en realidad nos gustaría, aplazando este objetivo a la compra del local.

Fundamentalmente, no hacemos más asesoramientos por dos razones: (1) en términos relativos un asesoramiento resulta bastante más caro que un proyecto de interiorismo y (2) es frecuente que el cliente confunda los resultados. Es decir, que encargue un asesoramiento esperando los resultados de un proyecto de interiorismo.

Conclusiones de la confusión

Alguien me dijo una vez que «cuando no entiendas una situación seguro que detrás está el dinero». Evidentemente cada caso es un mundo, pero si la confusión es intencionada, detrás está el propósito de vender aquello que no puedes o no estás preparado para hacer, o bien de cobrar más por aquello que en realidad vale menos.

Esto no deja de ser una interpretación personal, claro está. Pero las diferencias comentadas son objetivas. En cualquier caso, ante la información completa y trasparente no hay definición que se resista. Como cliente te hago una recomendación, olvida si te ofrecen un proyecto de interiorismo o un asesoramiento y pregunta qué incluye lo que te ofrecen y cuanto cuesta.

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