Desde de la web talentovivo.es han realizado una entrevista a nuestro decano. A continuación os mostramos el resultado:
Antonio Serrano: “En el tejido comercial es bien conocida la labor de los diseñadores de interior, pero a nivel político nos ponen la zancadilla”
La eclosión de la burbuja inmobiliaria y la subsiguiente crisis del ladrillo han hecho mella en muchas ramas profesionales vinculadas a este sector productivo, como es el caso del diseño de interiores. Pero más allá de una coyuntura de crisis que dura ya demasiado, este colectivo sufre en Andalucía desde hace décadas un rechazo endémico por parte de las administraciones públicas, tanto de la Junta como de muchos ayuntamientos.
El decano presidente del Colegio de Decoradores de Andalucía, Antonio Serrano Agudo, analiza en una entrevista para Talento Vivo el pasado y el futuro de esta profesión que considera ante todo vocacional y que está en peligro ante decisiones poco acertadas desde el ámbito educativo e institucional.
-¿Hasta que punto se está dejando notar la crisis en su gremio?
-Se nota no porque haya falta de trabajos, sino porque el tema de arquitectura se ha caído. Ya no se ven grúas, lo que significa que no hay obra nueva, que es donde suelen estar fuertes los arquitectos. Ahora lo que hacen es rehabilitaciones y diseño de interior, ya que como técnicos superiores tienen derecho también a nuestra titulación. Así que en cualquier centro urbano de cualquier ciudad de Andalucía, la mayoría de los negocios de hostelería está hecha por arquitectos. A ellos, pese a que no tienen mucha idea de nuestro campo, no les ponen ninguna pega en los ayuntamientos, mientras que a nosotros nos las ponen todas. Hay que reivindicar que los que estamos preparados para este tema somos nosotros, que para eso estudiamos en la escuela de arte un título específico.
-¿De qué manera las instituciones ponen trabas a su labor?
-Aquí hay una realidad tangible: Por un lado está lo que demanda la sociedad y por otro lo que dice la gente que dictan las normas. En el tejido comercial es bien conocida la labor de los diseñadores de interior. Sin embargo, a nivel político, como no tienen ni idea en los despachos, automáticamente hacen lo que quieren.
Esto pasa en casi toda Andalucía y estamos cansados de las zancadillas de las instituciones públicas y de los técnicos municipales, que están apoltronados en sus sillones y que no dejan que nosotros desarrollemos nuestra labor profesional. Nos rechazan los proyectos porque dicen que no somos técnicos competentes, con el gran perjuicio que supone para los mismos consistorios, que están dejando de ganar una cantidad de euros enorme con nuestros proyectos.
-¿La situación es la misma en toda España?
-Hay comunidades y ciudades en las que sí y otras en las que no. Tradicionalmente, en Córdoba siempre se ha apoyado el tema de los diseñadores de interior. Sin embargo, en Málaga es una merienda de negros. Yo habré tenido seis o siete reuniones con diferentes alcaldes: con Pedro Aparicio, Celia Villalobos y con Paco de la Torre dos veces. Todo son palabritas de maravilla, pero después te dan la palmadita en el hombro y hacen los que les da la gana.
Hemos puesto por lo menos 200 contenciosos administrativos contra el Ayuntamiento y los hemos ganado, pero les da igual. Nosotros no estamos pidiendo ningún favor a nadie, sólo que se reconozca la legalidad vigente, el Real Decreto 902/1977 que dice claramente cuáles son nuestras competencias, pero nos las niegan sistemáticamente.
-¿Esta situación afecta al número de profesionales que desarrollan esta labor en la comunidad?
-En Andalucía puede haber del orden de 8.000 profesionales, pero cuando lo traduces en las cifras del colegio, son sólo 160. ¿Cómo es posible? Pues muy sencillo. Si un diseñador de interiores, con toda la ilusión del mundo, va a su colegio y luego resulta que sus proyectos no sirven en los ayuntamientos, ¿para qué quiere colegiarse?
Además, con la nueva ley de colegios profesionales lo que se quiere es vaciar de contenido todas las profesiones. Los únicos que realmente van a estar protegidos son los abogados, los médicos y los ingenieros de minas. Pero el resto, nada. Con la nueva ley no va a haber la obligatoriedad de colegiarse ni de visar proyectos. Se trata de una filosofía anglosajona. En Estados Unidos no existen colegios, sino asociaciones. Puedes ir a un ayuntamiento, sacarte una licencia fiscal de arquitecto y ya tienes el título. Otra cosa es que te contraten.
Los que estamos colegiados desde hace tantos años no hemos desaparecido por el amor a nuestra profesión, que es netamente vocacional. Por eso y porque nos demanda la sociedad. A nadie se le ocurre hacer una tienda si no hay un diseñador de interiores de por medio y ya no digamos un hotel.
-¿Qué le parece la polémica sobre la posible supresión por parte de la Junta de los estudios superiores de diseño en lugares como Málaga?
-El curso que viene la Junta va a dejar una escuela pública en cada extremo de Andalucía: Almería y Cádiz capital. Mientras, le están dando mucha fuerza a las escuelas privadas y todo parte porque quieren los estudios superiores a coste cero. En esta autonomía nuestra, cuando el PSOE alardea de que aquí no se recorta, es mentira. Tanto hablar de política socialista y luego están a favor de la enseñanza privada. Lo que quieren es desmantelar literalmente la enseñanza pública de calidad.
-¿Cree que diseño de interiores debería volver a impartirse en la ciudad?
-En Málaga, de todas todas, porque aquí es tradicional. Desde la Junta dicen que aquí no se ha apoyado suficientemente el que estos estudios se quedasen aquí. Yo pienso que cuando algo ha tenido tanto empuje en el desarrollo de la Costa del Sol, lo que no pueden hacer a nivel político es cogerlo y quitarlo de un plumazo.
De hecho, al principio Málaga era sólo una delegación del Colegio de Decoradores de Andalucía, pero ahora está ubicado está aquí y no en Sevilla. ¿Por qué? Porque hubo una serie de señores en los años 70 que compraron la sede con su propio dinero. Fíjate si esta ciudad tenía potencia. Por eso quitar los estudios de diseño de Málaga es una auténtica canallada.
-¿Qué consejo le daría a un joven que quiera ser un profesional del diseño de interiores, habida cuenta de las dificultades que se va a encontrar cuando termine sus estudios?
-No puedo dar ningún consejo porque las personas que se meten en esta carrera fluyen solas, tienen mucha ilusión. La problemática de esta profesión a nivel práctica o de instituciones se va a solucionar de aquí como máximo a un par de años. Porque al ser ya una carrera de grado, todas las barreras que nos han estado poniendo una tras otra se tienen que caer.
-¿Cómo caerán en su opinión esas barreras?
-Aquí hay un futuro próximo de cambio. Los arquitectos, aparejadores e ingenieros técnicos argumentan que nosotros no somos técnicos competentes porque no tenemos su cualificación universitaria. Pero el año que viene, que termina la primera promoción de carrera de grado, ya no pueden ponernos ninguna pega. A partir de entonces habrá que ir con los informes directamente a los ayuntamientos y exigirles que admitan nuestros proyectos y, además, se tendrán que crear plazas con nuestra titulación para el desarrollo del diseño urbano. Los ayuntamientos se verán obligados a tenernos dentro.
Esa es la solución que hay, que nos reconozcan las instituciones, porque con respecto a los ciudadanos, son ellos los que nos demandan a nosotros. Si no, hubiésemos desaparecido hace ya treinta años. La sociedad necesita que hagamos hábitat, porque nuestro cometido es crear espacios para el disfrute y la calidad de vida de la sociedad.
Este es un artículo de Francisco J. Flores, puedes acceder a la información original aquí